Relata los pensamientos del oftalmólogo Tomás Martí durante el viaje de vuelta, es un extracto del capítulo "Vuelo 534 a Francfort"
... " Después de algunas horas de vuelo las luces del avión se encontraban apagadas y la mayoría de los pasajeros dormía. Sobre el ruído monótono de los motores se oía el llanto insistente de un niño. Era un pequeño bebe etíope que, límpio y pulcramente vestido, lloraba desconsolado en los brazos inexpertos de su nueva madre alemana.
¡Cómo va a cambiar la vida de este niño! -pensé-. Lo imaginé sucio y desnudo en uno de aquellos orfanatos de Addis y lo vi luego, apenas ocho horas mas tarde, en una habitación nueva y limpia de Fracnfort, rodeado de peluches y atenciones. A partir de ahora, medicos y antibióticos controlarán cualquier pequeña infección que padeca -me dije-. Comerá carne, pescado, frutas y verduras. Y además, su nueva madre le proporcionará,como todas las madres de occidente, algun suplemento vitamínico (por si acaso). Y en un moderno colegio al que seguramente irá en un flamante autobús que cumplirá todas las normas de suguridad, estudiará un concienzudo plan que le permitirá quizá ingresar en una universidad que le abrirá las puertas de una sociedad rica y derrochadora. Mientras a sólo ocho horas de distancia sus hermanos, probablemente tenga muchos, continuarán creciendo en las calles de Addis con los ojos bien abiertos para encontrar algo que llevarse a la boca."

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